Lloria y Alemany, del Octavio, y Cuadrado, del Chapela, dejarán a un lado durante el partido la gran amistad que les une
p. g. | vigo Todos los derbis dejan siempre historias curiosas. En el caso de los enfrentamientos de rivalidad en el balonmano gallego esto se acentúa debido a la enorme cantidad de jugadores que año tras año salen de la cantera viguesa y de toda la provincia, un vivero enorme de talento. El choque de esta tarde en As Travesas entre Academia Octavio y Castro Construcciones Chapela propiciará el encuentro entre tres jugadores que mantienen una gran amistad desde hace trece años, una relación que ni la distancia ni el paso del tiempo ha quebrantado.
Se trata de Iago Cuadrado, Jorge García Lloria, Pablo Alemany. El primero, jugador del Chapela; los otros dos, del Octavio. Una hora de paréntesis en su gran amistad les espera esta tarde.
"Lo aparcamos, lo dejamos a un lado, ya nos daremos la mano antes y después", afirma García Lloria, guardameta del Octavio; "se suele decir y es verdad, dentro de la pista se olvida todo", confirma Cuadrado.
Todo comenzó en 2001. Pablo Alemany, ya en la cantera del Octavio, a la que se incorporó siendo un niño, vio como el club vigués incorporaba a una serie de jugadores de diferentes clubes de Vigo. Entre ellos se encontraban García Lloria y Cuadrado, procedentes de Maristas y del Lavadores. Ninguno de ellos pensaba en aquel momento que tantos años después se mantendrían en la élite del balonmano. Alemany se quedó en Vigo mientras que Lloria y Cuadrado emigraron a Huesca y Sevilla respectivamente, lo que no impidió que los lazos entre los tres se estrechasen.
Todos reconocen que estas semanas previas al derbi, con parón por Navidad incluido, no han hecho más que aumentar las ganas de que llegase el encuentro. "Siempre es bonito, hay ese pique, Iago diciéndonos que va a asaltar el fortín. Es bonito competir", destaca Alemany.
Aunque se han enfrentado en alguna ocasión en Primera Nacional, los tres jugadores reconocen que el partido de hoy es distinto. "Es una semana especial, un partido bonito de jugar", confirma Cuadrado, que considera que "tener amigos enfrente es un aliciente más".
La disputa del derbi no ha variado la rutina de ninguno de ellos, que siguen quedando todos los días con el resto de su grupo de amigos. La diferencia, como no podía ser de otra manera, estaba en los temas de conversación, entre los que siempre sobresalía el partido. Aunque no se han cruzado apuestas, todos dan por sentado que el que pierda, pagará las consumiciones que tomen a la conclusión del encuentro.
"No hubo ninguna apuesta. Está claro que el que pierda va a pagar las cervezas después del partido porque nos juntaremos", indica Cuadrado, algo que corrobora Alemany: "A ver quién se lleva el encuentro y con el pitido final retomaremos la amistad".
Coinciden Lloria, Cuadrado y Alemany en destacar que el Octavio parte como favorito por su condición de local. "Si queremos estar arriba, luchando por el ascenso, tenemos que hacernos fuertes en casa", dice Lloria; "A nivel de presión igual estamos más obligados nosotros", confirma Alemany. Desde el otro bando, apelan a la presión como baza. "Solo perdieron dos puntos en casa, juegan ante su afición, supongo que estarán más presionados. Nosotros iremos a por todas", destaca Cuadrado.
Juego psicológico entre tres amigos que primero se dejarán la piel por sus respectivos equipos y que, tras el pitido final, retomarán una amistad forjada hace muchos años gracias a su amor por el balonmano.
p. g. | vigo Todos los derbis dejan siempre historias curiosas. En el caso de los enfrentamientos de rivalidad en el balonmano gallego esto se acentúa debido a la enorme cantidad de jugadores que año tras año salen de la cantera viguesa y de toda la provincia, un vivero enorme de talento. El choque de esta tarde en As Travesas entre Academia Octavio y Castro Construcciones Chapela propiciará el encuentro entre tres jugadores que mantienen una gran amistad desde hace trece años, una relación que ni la distancia ni el paso del tiempo ha quebrantado.
Se trata de Iago Cuadrado, Jorge García Lloria, Pablo Alemany. El primero, jugador del Chapela; los otros dos, del Octavio. Una hora de paréntesis en su gran amistad les espera esta tarde.
"Lo aparcamos, lo dejamos a un lado, ya nos daremos la mano antes y después", afirma García Lloria, guardameta del Octavio; "se suele decir y es verdad, dentro de la pista se olvida todo", confirma Cuadrado.
Todo comenzó en 2001. Pablo Alemany, ya en la cantera del Octavio, a la que se incorporó siendo un niño, vio como el club vigués incorporaba a una serie de jugadores de diferentes clubes de Vigo. Entre ellos se encontraban García Lloria y Cuadrado, procedentes de Maristas y del Lavadores. Ninguno de ellos pensaba en aquel momento que tantos años después se mantendrían en la élite del balonmano. Alemany se quedó en Vigo mientras que Lloria y Cuadrado emigraron a Huesca y Sevilla respectivamente, lo que no impidió que los lazos entre los tres se estrechasen.
Todos reconocen que estas semanas previas al derbi, con parón por Navidad incluido, no han hecho más que aumentar las ganas de que llegase el encuentro. "Siempre es bonito, hay ese pique, Iago diciéndonos que va a asaltar el fortín. Es bonito competir", destaca Alemany.
Aunque se han enfrentado en alguna ocasión en Primera Nacional, los tres jugadores reconocen que el partido de hoy es distinto. "Es una semana especial, un partido bonito de jugar", confirma Cuadrado, que considera que "tener amigos enfrente es un aliciente más".
La disputa del derbi no ha variado la rutina de ninguno de ellos, que siguen quedando todos los días con el resto de su grupo de amigos. La diferencia, como no podía ser de otra manera, estaba en los temas de conversación, entre los que siempre sobresalía el partido. Aunque no se han cruzado apuestas, todos dan por sentado que el que pierda, pagará las consumiciones que tomen a la conclusión del encuentro.
"No hubo ninguna apuesta. Está claro que el que pierda va a pagar las cervezas después del partido porque nos juntaremos", indica Cuadrado, algo que corrobora Alemany: "A ver quién se lleva el encuentro y con el pitido final retomaremos la amistad".
Coinciden Lloria, Cuadrado y Alemany en destacar que el Octavio parte como favorito por su condición de local. "Si queremos estar arriba, luchando por el ascenso, tenemos que hacernos fuertes en casa", dice Lloria; "A nivel de presión igual estamos más obligados nosotros", confirma Alemany. Desde el otro bando, apelan a la presión como baza. "Solo perdieron dos puntos en casa, juegan ante su afición, supongo que estarán más presionados. Nosotros iremos a por todas", destaca Cuadrado.
Juego psicológico entre tres amigos que primero se dejarán la piel por sus respectivos equipos y que, tras el pitido final, retomarán una amistad forjada hace muchos años gracias a su amor por el balonmano.