Fran Teixeira, leyenda viva del balonmano gallego, ha renovado una temporada más por el Rodosa Chapela. Será la decimocuarta en esta segunda etapa, vivida entre Primera Nacional y Honor B, y la decimoséptima si se le añaden las campañas gloriosas de Asobal (1996-1999). Lo extraordinario en aquello que parece rutinario es que se mantendrá al frente del equipo chapeleiro a pesar de seguir batallando contra el cáncer de colon que le detectaron en verano de 2017. Pese a cuatro operaciones y varios ciclos de quimioterapia, apenas se ha perdido dos partidos en este tiempo y pretende comportarse con igual de constancia en la próxima campaña.
El tratamiento sigue, con sus meandros. Y pese a su dureza, son los propios médicos quienes apoyan su decisión. El balonmano forma parte de la terapia. De hecho, el parón obligado de la pandemia le ha afectado.
- Salomé, Fran tiene las mismas molestias que antes-, le dijo un cirujano a la mujer de Teixeira cuando le comentó que veía a su marido incómodo. -Lo que pasa es que ahora no prepara partidos, no entrena y está más metido en la cabeza con lo otro. Pero ya antes se encontraba mal.
Y el vigués confirma la aseveración facultativa. "Yo iba al entreno aunque estuviese mal, me ayudaba mi hijo o me sentaba si me sentía cansado. Ahora no tengo esto y no es solo que me aburra, ese dolor se hace más presente". Así que cuando la presidenta del Chapela, María González -heredera del llorado González Soto, que ahora nombra al pabellón- le propuso seguir, Teixeira no lo dudó.
El preparador ya lleva varias semanas enfrascado en la preparación de la próxima temporada. "Esto me da fuerza para seguir. Estoy preparando muchos entrenos, con libros de la época de Bárcenas, de Juan de Dios?". No trabaja solo. Su hijo Adrián seguirá encargándose de la preparación física y de aquellos entrenamientos a los que Teixeira acuda "achuchado". Pablo Casal, que inició la pasada pretemporada como delegado y acabó vistiéndose de corto a petición del técnico, asumirá esta vez estadísticas y vídeos. De delegado ejercerá Pedro Cid sobrino de Teixeira, que fue árbitro en Honor B y representante de jugadores.
Casal y Adrián también asumirán trabajo en la construcción de la plantilla, aunque Fran Teixeira realice las llamadas que puedan resultar decisivas. Los cambios en la plantilla dependen en gran medida de los jugadores; especialmente de aquellos veteranos o con trabajo que el año pasado siguieron como tributo a su mentor. "Veían que yo estaba mal y no querían dejarlo. Pero yo no puedo estar pidiéndole a la gente que siga de favor. Algunos han jugado incluso lesionados", agradece.
En todo caso, nada atempera la ambición del viejo león. La cancelación congeló al Chapela a un punto de la fase de ascenso, con siete jornadas por jugar. "Tras el ascenso del Lalín, estaremos Xiria, Lanzarote, nosotros y alguien más que salga. Cañiza o Ingenio se están reforzando muchos. Ahora a seguir, luchando por estar arriba", promete.
El tratamiento sigue, con sus meandros. Y pese a su dureza, son los propios médicos quienes apoyan su decisión. El balonmano forma parte de la terapia. De hecho, el parón obligado de la pandemia le ha afectado.
- Salomé, Fran tiene las mismas molestias que antes-, le dijo un cirujano a la mujer de Teixeira cuando le comentó que veía a su marido incómodo. -Lo que pasa es que ahora no prepara partidos, no entrena y está más metido en la cabeza con lo otro. Pero ya antes se encontraba mal.
Y el vigués confirma la aseveración facultativa. "Yo iba al entreno aunque estuviese mal, me ayudaba mi hijo o me sentaba si me sentía cansado. Ahora no tengo esto y no es solo que me aburra, ese dolor se hace más presente". Así que cuando la presidenta del Chapela, María González -heredera del llorado González Soto, que ahora nombra al pabellón- le propuso seguir, Teixeira no lo dudó.
El preparador ya lleva varias semanas enfrascado en la preparación de la próxima temporada. "Esto me da fuerza para seguir. Estoy preparando muchos entrenos, con libros de la época de Bárcenas, de Juan de Dios?". No trabaja solo. Su hijo Adrián seguirá encargándose de la preparación física y de aquellos entrenamientos a los que Teixeira acuda "achuchado". Pablo Casal, que inició la pasada pretemporada como delegado y acabó vistiéndose de corto a petición del técnico, asumirá esta vez estadísticas y vídeos. De delegado ejercerá Pedro Cid sobrino de Teixeira, que fue árbitro en Honor B y representante de jugadores.
Casal y Adrián también asumirán trabajo en la construcción de la plantilla, aunque Fran Teixeira realice las llamadas que puedan resultar decisivas. Los cambios en la plantilla dependen en gran medida de los jugadores; especialmente de aquellos veteranos o con trabajo que el año pasado siguieron como tributo a su mentor. "Veían que yo estaba mal y no querían dejarlo. Pero yo no puedo estar pidiéndole a la gente que siga de favor. Algunos han jugado incluso lesionados", agradece.
En todo caso, nada atempera la ambición del viejo león. La cancelación congeló al Chapela a un punto de la fase de ascenso, con siete jornadas por jugar. "Tras el ascenso del Lalín, estaremos Xiria, Lanzarote, nosotros y alguien más que salga. Cañiza o Ingenio se están reforzando muchos. Ahora a seguir, luchando por estar arriba", promete.