Sano ambiente de derbi en As Travesas, a pesar de los pesares
s. alonso. VIGO
Los derbis tienen lo que tienen todos los partidos, pero rodeados de un ambiente más caluroso y con una inmensidad de mensajes y gestos subterráneos. Las rivalidades personales escenifican desencuentros que no deslucen el encuentro fundamental entre dos de las entidades más importantes del balonmano gallego.
En el palco, hermanamiento, con los dos presidentes, Javier Rodríguez y Manuel Soto, junto a las autoridades de la Xunta y del Concello. Sobre la pista, defendiéndose sin mirarse a los ojos, amigos íntimos. Como el chapeleiro Iago Cuadrado y el académico Jorge García Lloria, que entre cañas hablarán largos días sobre las decisivas paradas del segundo al primero.
En la grada, mucho más poblada de lo que es norma esta temporada en As Travesas, sonido dual. Por un lado, la peña Sempre Octavio –que en el descanso tuvo el detalle de entregarle una placa a Pablo Macías, que en los últimos días escenificó su adiós a las pistas–; y por el otro, la peña Os Canteiráns de Chapela, enérgica en el inicio y en el final, cuando le coincidió delante el banquillo de su equipo.
En la pista y en el graderío, ni un solo problema, más allá de los habituales roces en un deporte de contacto y de algún que otro insulto hacia la pareja arbitral –por cierto, también gallega, cuestión más que importante–. La tensión la liberó en los últimos segundos del choque el técnico local Quique Domínguez, que arengó a la grada brazos en alto. El gesto no gustó a algún jugador del Chapela. Lo subterráneo sale a la luz.n
s. alonso. VIGO
Los derbis tienen lo que tienen todos los partidos, pero rodeados de un ambiente más caluroso y con una inmensidad de mensajes y gestos subterráneos. Las rivalidades personales escenifican desencuentros que no deslucen el encuentro fundamental entre dos de las entidades más importantes del balonmano gallego.
En el palco, hermanamiento, con los dos presidentes, Javier Rodríguez y Manuel Soto, junto a las autoridades de la Xunta y del Concello. Sobre la pista, defendiéndose sin mirarse a los ojos, amigos íntimos. Como el chapeleiro Iago Cuadrado y el académico Jorge García Lloria, que entre cañas hablarán largos días sobre las decisivas paradas del segundo al primero.
En la grada, mucho más poblada de lo que es norma esta temporada en As Travesas, sonido dual. Por un lado, la peña Sempre Octavio –que en el descanso tuvo el detalle de entregarle una placa a Pablo Macías, que en los últimos días escenificó su adiós a las pistas–; y por el otro, la peña Os Canteiráns de Chapela, enérgica en el inicio y en el final, cuando le coincidió delante el banquillo de su equipo.
En la pista y en el graderío, ni un solo problema, más allá de los habituales roces en un deporte de contacto y de algún que otro insulto hacia la pareja arbitral –por cierto, también gallega, cuestión más que importante–. La tensión la liberó en los últimos segundos del choque el técnico local Quique Domínguez, que arengó a la grada brazos en alto. El gesto no gustó a algún jugador del Chapela. Lo subterráneo sale a la luz.n
