El Academia Octavio, con un gran Lloria y que siempre fue por delante en el marcador, se impuso en el derbi al Chapela, que no se dejó vencer hasta el final
santi alonso. VIGO
No ganó el que más acertó, sino el que menos se equivocó. Que no es lo mismo, aunque es igual. El Academia Octavio cumplió con la historia y con la lógica y se llevó ayer el derbi con el Chapela, un rival que superó con mucho el calificativo de digno.
De hecho, aunque los académicos siempre fueron por delante en el marcador –el único empate tras el 0-0 inicial fue el 2-2–, el partido no se decidió hasta los últimos cinco minutos.
Antes hubo 55 minutos de un Octavio dominador por inercia, por calidad individual y por la maestría de Jorge García Lloria en portería y de Fran González en el ataque; y de un Chapela bregador, por actitud, por insistencia táctica y a pesar de sus errores en momentos puntuales que podían haberlo metido de lleno en el derbi. El triunfo local fue más que justo, pero la derrota visitante no tanto.
El duelo empezó errático, pero con más puntería local. Por entonces, ya a los visitantes le perdía la precipitación puntual en los ataques, que a lo largo del encuentro iba a provocar más de una gran defensa desaprovechada en la transición posterior.
En el Octavio mandó desde el primer segundo Fran González. Él decide, gran cualidad. Pero es que además, cuando las luces se apagan, él se apunta siempre a deshacer el entuerto, desenredando la mayoría de ellos. El ataque es su reino, con Casares y Dani Hernández tratanto de explotar el uno contra uno o el dos contra dos, con más fortuna para el primero de ellos.
El Chapela aguantó el ritmo goleador local gracias a los problemas que le creaba a la defensa académica las circulaciones de Nando. Desde los seis metros, los chapeleiros se iban manteniendo a la espera de que funcionase su primera línea, que parecía empezar a calentar cuando, en el minuto 20, llegó el momento que desequilibró de forma decisiva la primera parte: el Chapela sufrió de forma consecutiva las exclusiones de Ángel Martínez y Nando. Del 9-7 se pasó a un 12-7 que amenazaba con dejar el derbi casi decidido. Pero un parcial de 2-4 en los últimos cinco minutos de la primera mitad, con el brazo de Casal funcionando de nueve desde los nueve metros aprovechando que la defensa local se cerraba sobre la línea, dejaba a los chapeleiros a una distancia asumible al descanso (14-11).
Disminuir esa renta le llevó al Chapela un mundo. Porque Lloria volvió del vestuario todavía más acertado que en la primera mitad –realizó once paradas por las siete de la primera parte– y porque a los chapeleiros se les nublaba el entendimiento cada vez que tenía opción de ponerse a un solo gol.
El Octavio iba cómodo –a pesar de la lesión de Alemany– y era el rival el que necesitaba que pasase algo para tener oportunidad de rascar algo del derbi. Y ese algo fueron las exclusiones de Carró y Germán en menos de tres minutos entre el 20 y el 23, la última de ellas minimizada por la misma sanción recibida por Ángel. Hubo un 23-22 y un 24-23 a falta de cinco minutos, pero el Chapela nunca llegó a disponer de un balón para empatar. Una parada de Lloria y un gol de Hernández cerraron el derbi.
Academia Octavio:
Jorge García Lloria, Pablo Alemany 'Peke' (1), Alberto Casares (7, 3p.), Javier Fernández 'Jabato' (4), Fran González (7, 3p.), Dani Hernández (2), Javier Barba 'Javito' (2) –siete inicial–, Manu Martínez, Germán Hermida, Víctor León, Gonzalo Carró 'Chalo' (3), Marcos González, Edu Moledo.
Construcciones Castro Chapela:
Toño Lafuente, Chema Cid (2, 1p.), Nando Martínez (2), Ángel Martínez (3), Iago Cuadrado (4), Pablo Vidal (4), Pablo Casal (5) –siete inicial–, Óscar Silva (2), Rubén Gómez, Adrián Blanco (1), Pablo Domínguez, Fabián González (1).
Parciales:
2-1, 4-2, 7-5, 9-7, 12-7, 14-11 (descanso);
16-13, 19-15, 21-18, 23-20, 24-23, 27-24.
Árbitros:
Vanesa Pérez y Marcos Pérez (Galicia). Excluyeron a los locales Marcos González, Gonzalo Carró y Germán Hermida y a los visitantes Ángel Martínez (2) y Nando Martínez.
Incidencias:
Partido de la décimo quinta jornada de Liga, última de la primera vuelta, disputado en el pabellón de As Travesas, con más de 1.000 espectadores.
santi alonso. VIGO
No ganó el que más acertó, sino el que menos se equivocó. Que no es lo mismo, aunque es igual. El Academia Octavio cumplió con la historia y con la lógica y se llevó ayer el derbi con el Chapela, un rival que superó con mucho el calificativo de digno.
De hecho, aunque los académicos siempre fueron por delante en el marcador –el único empate tras el 0-0 inicial fue el 2-2–, el partido no se decidió hasta los últimos cinco minutos.
Antes hubo 55 minutos de un Octavio dominador por inercia, por calidad individual y por la maestría de Jorge García Lloria en portería y de Fran González en el ataque; y de un Chapela bregador, por actitud, por insistencia táctica y a pesar de sus errores en momentos puntuales que podían haberlo metido de lleno en el derbi. El triunfo local fue más que justo, pero la derrota visitante no tanto.
El duelo empezó errático, pero con más puntería local. Por entonces, ya a los visitantes le perdía la precipitación puntual en los ataques, que a lo largo del encuentro iba a provocar más de una gran defensa desaprovechada en la transición posterior.
En el Octavio mandó desde el primer segundo Fran González. Él decide, gran cualidad. Pero es que además, cuando las luces se apagan, él se apunta siempre a deshacer el entuerto, desenredando la mayoría de ellos. El ataque es su reino, con Casares y Dani Hernández tratanto de explotar el uno contra uno o el dos contra dos, con más fortuna para el primero de ellos.
El Chapela aguantó el ritmo goleador local gracias a los problemas que le creaba a la defensa académica las circulaciones de Nando. Desde los seis metros, los chapeleiros se iban manteniendo a la espera de que funcionase su primera línea, que parecía empezar a calentar cuando, en el minuto 20, llegó el momento que desequilibró de forma decisiva la primera parte: el Chapela sufrió de forma consecutiva las exclusiones de Ángel Martínez y Nando. Del 9-7 se pasó a un 12-7 que amenazaba con dejar el derbi casi decidido. Pero un parcial de 2-4 en los últimos cinco minutos de la primera mitad, con el brazo de Casal funcionando de nueve desde los nueve metros aprovechando que la defensa local se cerraba sobre la línea, dejaba a los chapeleiros a una distancia asumible al descanso (14-11).
Disminuir esa renta le llevó al Chapela un mundo. Porque Lloria volvió del vestuario todavía más acertado que en la primera mitad –realizó once paradas por las siete de la primera parte– y porque a los chapeleiros se les nublaba el entendimiento cada vez que tenía opción de ponerse a un solo gol.
El Octavio iba cómodo –a pesar de la lesión de Alemany– y era el rival el que necesitaba que pasase algo para tener oportunidad de rascar algo del derbi. Y ese algo fueron las exclusiones de Carró y Germán en menos de tres minutos entre el 20 y el 23, la última de ellas minimizada por la misma sanción recibida por Ángel. Hubo un 23-22 y un 24-23 a falta de cinco minutos, pero el Chapela nunca llegó a disponer de un balón para empatar. Una parada de Lloria y un gol de Hernández cerraron el derbi.
Academia Octavio:
Jorge García Lloria, Pablo Alemany 'Peke' (1), Alberto Casares (7, 3p.), Javier Fernández 'Jabato' (4), Fran González (7, 3p.), Dani Hernández (2), Javier Barba 'Javito' (2) –siete inicial–, Manu Martínez, Germán Hermida, Víctor León, Gonzalo Carró 'Chalo' (3), Marcos González, Edu Moledo.
Construcciones Castro Chapela:
Toño Lafuente, Chema Cid (2, 1p.), Nando Martínez (2), Ángel Martínez (3), Iago Cuadrado (4), Pablo Vidal (4), Pablo Casal (5) –siete inicial–, Óscar Silva (2), Rubén Gómez, Adrián Blanco (1), Pablo Domínguez, Fabián González (1).
Parciales:
2-1, 4-2, 7-5, 9-7, 12-7, 14-11 (descanso);
16-13, 19-15, 21-18, 23-20, 24-23, 27-24.
Árbitros:
Vanesa Pérez y Marcos Pérez (Galicia). Excluyeron a los locales Marcos González, Gonzalo Carró y Germán Hermida y a los visitantes Ángel Martínez (2) y Nando Martínez.
Incidencias:
Partido de la décimo quinta jornada de Liga, última de la primera vuelta, disputado en el pabellón de As Travesas, con más de 1.000 espectadores.