Alrededor de un millar de personas dieron colorido a la cita - Pequeño pique al final del partido
p. g. | vigo
Había ganas de derbi y eso se notó en la gran entrada que hubo en el pabellón de As Travesas, que vibró con el encuentro que le depararon el Academia Octavio y el Castro Construcciones Chapela. Más de mil personas se dieron cita en el municipal vigués, con una amplia representación del conjunto visitante, que al igual que los aficionados locales se hicieron notar durante los sesenta minutos que duró el encuentro.
Varios elementos rodeaban el encuentro de ayer y uno de ellos era el morbo generado por el reencuentro de Quique Domínguez y Fran Teixeira. La relación entre los técnicos de ambos equipos había desaparecido en 2002, después de que el vigués fuese destituido por Javier Rodríguez y el actual técnico del Octavio tomase las riendas del cuadro académico.
Ambos no se evitaron y se saludaron tanto antes como después del encuentro, un correcto apretón de manos con una breve charla que fue el preludio del único momento de silencio de la jornada, guardado en memoria de un familiar del jugador del Octavio Manu Martínez.
Desde el pitido inicial, As Travesas fue una fiesta. El ruido de los bombos y las bocinas creaba una magnífica atmósfera para disfrutar de un encuentro que había ganas de reeditar. Como suele ser habitual, la pareja arbitral se convirtió en el principal destinatario de los gritos de aficionados de uno y otro bando, buscando meter presión a los colegiados. Los gritos más sonoros llegaron por medio de la afición del Chapela, en los minutos finales de la primera mitad, enfadados por las dos exclusiones consecutivas de sus jugadores.
Conforme se iba acercando el desenlace del encuentro, la hinchada del Octavio se vino arriba, celebrando por todo lo alto dos puntos importantes. La nota negativa llegó por el conato de trifulca entre Chema Cid y Pablo Casal, que reprocharon a Quique Domínguez sus gestos hacia la grada levantando los brazos. En ese momento apareció Fran Teixeira para poner paz y evitar que la situación pasase a mayores, afortunadamente.
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Había ganas de derbi y eso se notó en la gran entrada que hubo en el pabellón de As Travesas, que vibró con el encuentro que le depararon el Academia Octavio y el Castro Construcciones Chapela. Más de mil personas se dieron cita en el municipal vigués, con una amplia representación del conjunto visitante, que al igual que los aficionados locales se hicieron notar durante los sesenta minutos que duró el encuentro.
Varios elementos rodeaban el encuentro de ayer y uno de ellos era el morbo generado por el reencuentro de Quique Domínguez y Fran Teixeira. La relación entre los técnicos de ambos equipos había desaparecido en 2002, después de que el vigués fuese destituido por Javier Rodríguez y el actual técnico del Octavio tomase las riendas del cuadro académico.
Ambos no se evitaron y se saludaron tanto antes como después del encuentro, un correcto apretón de manos con una breve charla que fue el preludio del único momento de silencio de la jornada, guardado en memoria de un familiar del jugador del Octavio Manu Martínez.
Desde el pitido inicial, As Travesas fue una fiesta. El ruido de los bombos y las bocinas creaba una magnífica atmósfera para disfrutar de un encuentro que había ganas de reeditar. Como suele ser habitual, la pareja arbitral se convirtió en el principal destinatario de los gritos de aficionados de uno y otro bando, buscando meter presión a los colegiados. Los gritos más sonoros llegaron por medio de la afición del Chapela, en los minutos finales de la primera mitad, enfadados por las dos exclusiones consecutivas de sus jugadores.
Conforme se iba acercando el desenlace del encuentro, la hinchada del Octavio se vino arriba, celebrando por todo lo alto dos puntos importantes. La nota negativa llegó por el conato de trifulca entre Chema Cid y Pablo Casal, que reprocharon a Quique Domínguez sus gestos hacia la grada levantando los brazos. En ese momento apareció Fran Teixeira para poner paz y evitar que la situación pasase a mayores, afortunadamente.